MODERNIDAD- Caracterizaciones generales


La modernidad entre lo universal y el particular


J. Orlando Melo , a propósito de sus reflexiones sobre la geografía de la modernidad, explica que poder plantearse el mundo  como “moderno”, es una especulación que surge del impulso de diferentes factores -económicos, políticos, religiosos, estéticos, filosóficos- que se desarrollan en un período extenso. Esta especulación, ya instalada a fines del siglo XVII, se transformó en el “elemento central de la política histórica del siglo XVIII”, con la noción de progreso como característica medular. La sintetiza en “el poder pensar la sociedad como un sistema perfectible que se sujeta progresivamente a paradigmas tradicionales de acción”.
Siguiendo el autor, la tarea de los historiadores al situar sus orígenes en el período que conocemos como Humanismo, también contribuyó a la conformación de la mentalidad de lo moderno.  Melo señala a J. Burckhardt como una figura destacada en esta tarea, en tanto el mismo puntualiza las características del desarrollo de estos orígenes como ”triunfo de los intereses laicos sobre la visión religiosa, surgimiento de la ética política intramundana, descubrimiento del hombre como sujeto histórico, desarrollo de la ciencias de la naturaleza, interés por el conocimiento del mundo, aparición en la pintura de una intención realista y no simbólica.” Completando esta visión, C. Marx realizó aportes fundamentales con su estudio sobre el capitalismo, basado en las investigaciones sobre las condiciones en que surgió, instituyendo la burguesía, principal clase sostenedora del mismo, como la clase propia del mundo moderno. A propósito, Melo subraya, la “aparición paralela de una modernidad económica y una modernidad cultural”.
Durante los siglos XIX y XX  los esfuerzos de los pensamientos modeladores del proceso de modernización, se debatieron entre visiones alentadoras y visiones críticas, centrándose en redefinir el rol de los espacios de la política y la economía. Estas visiones llevaron a plantear una dicotomía entre sectores “modernistas” y “antimodernistas”, los ligados a “nacionalismos, aparentemente contrarios al universalismo moderno”. Incluso, apunta el triunfo de la modernidad por la confluencia en ritmos distintos, en ambos siglos, de tres procesos revolucionarios; revolución  económica: crecimiento permanente del sistema productivo ligado a elementos propios del desarrollo del capitalismo, industria, tecnología, aplicación del conocimiento científico, propiedad privada, recursos productivos; revolución política: búsqueda de soberanía de los estados nacionales, doctrinas del pacto social diferentes que dan lugar a la teoría política democrática y sus variantes y revolución cultural: desplazamientos de los medios de comunicación social, alfabetización que favorece el intercambio social, desarrollo de la industria cultural, libros en lenguas nacionales, así como las distinciones entre lo popular y lo culto.

Un modelo de la contradicción propia de las contingencias que tiene el hombre en este mundo moderno, que llena de posibilidades pero a la vez patetiza la existencia es tratada por Marshal Berman  quién marca tres fases en la historia de  la modernidad, reivindicando de las tres, el siglo XIX con las teorías de Nietzche y de Marx y destacando que estos pensadores en particular, abren una instancia de problematización entre el hecho de estar cómodos en el mundo moderno por la abundancia de posibilidades y el reclamo de la ausencia y vacío de valores para comprenderlo, el palpar el vacío de la existencia. Instancia que no se cristaliza en una sola posición.
 Es la reflexión que se permite la burla y la ironía  y a la vez se pregunta por la autorrealización, que se complace y a la vez duda, que cree en la posibilidad de superar sus propias antinomias.
Es decir, la sensibilidad moderna que se dispone hasta finales del siglo XVIII se transforma en una conciencia de las disponibilidades de la vida moderna en el siglo XIX, como conciencia escindida de autodescubrimiento del hombre que a la vez que se proyecta como hacedor y forjador de su destino, siente la experiencia de la soledad dudando acerca de las metas de su existencia. Esta dialéctica conlleva la tensión intrínseca de la modernidad como proyecto de “nosotros” en tanto posibilidad del sujeto de verse como comunidad organizada y conciencia de la individualidad y soledad en que está sumido.
En este panorama se desarrollan las artes de los dos siglos siguientes tanto para Europa como para América.

En artes visuales, la crisis religiosa, las revoluciones liberales y las transformaciones económicas que tuvieron lugar en Europa a principios del siglo XIX supusieron el triunfo del romanticismo, cuyos presupuestos no fueron más que el reverso de la reacción burguesa que había originado anteriormente el neoclasicismo.
 El siglo XIX se convertirá en el siglo de los grandes ideales, de los nacionalismos y los liberalismos y el arte no permanecerá ajeno a los nuevos valores y a los profundos cambios de la sociedad.

 El movimiento romántico triunfó entre 1820 y 1848 como reacción al academicismo neoclásico y para propugnar el sentimiento de libertad del artista. El tema que suscita mayor interés es el paisaje, aunque tratado desde una perspectiva óptica, subjetivista y de interpretación absolutamente personal, con vistas panorámicas, tormentas, noches, torrentes y montañas que se convirtieron en argumento par transmitir intensas emociones frente a la grandeza de la naturaleza, a la vez que pretexto para la exaltación de la historia nacional y de la Edad media, a lo que hay que añadir la representación de paisajes exóticos y costumbres populares.
 Una temática que exigía una factura alejada del rigor académico y cuyos rasgos mas característicos fueron las composiciones en aparente desorden, dominadas por diagonales, actitudes dramáticas y exageradas y el triunfo del color sobre la línea y el dibujo.
El romanticismo francés estuvo representado por E. Delacroix, y T. Gericault. En Gran Bretaña, W. Turner y  J. Constable. En Alemania la sensibilidad romántica se manifestó en el grupo de los nazarenos, ej.: Friedrich,  autor de paisajes silenciosos y distancias vacías abismales en las que figuran el vértigo de una naturaleza inabarcable.

En el seno mismo del romanticismo surgió una tendencia naturalista que desembocaría en al aparición del realismo a mediados de siglo, con un lenguaje mas acorde a una realidad social marcada por el vertiginoso desarrollo tecnológico y la aparición del proletariado como clase social.
Frente al deseo de evasión del artista romántico, con su grandes paisajes y sus temas históricos y exóticos, el realismo se centro en  la realidad concreta, en los temas sociales y actuales referidos a campesinos, obreros, al valor del trabajo y la reproducción de la naturaleza sin tintes idealizantes ni academicistas. Los grandes pintores de este realismo socialmente comprometido fueron, G. Courbet, H. Daumier, J. F. Millet.
El máximo representante del paisaje fue C. Corot y la escuela de Barbizon, precursora de la pintura impresionista. La obra de Corot resume el paso del paisaje clásico al paisaje realista, demostrando que la fidelidad realista y la aguda observación de la naturaleza no tenían porque oponerse necesariamente a la poetización de una atmósfera espontánea.
 La escuela de Barbizon se interesó por las impresiones visuales más que la poetización del paisaje. Destaca: T. Rousseau, Daubigny y Troyon, con un cuidadoso estudio de los fenómenos naturales, las estaciones y los cambios atmosféricos.

En 1860 aparecen nuevas orientaciones para las artes plásticas a partir de un grupo de pintores que deciden salir a pintar fuera del taller al aire libre. Ya en 1874 se organizaron en un salón paralelo al salón oficial artistas como C. Monet, C. Pizarro, A. Renoir, E. Degas,  perseguían un objetivo común, un mayor naturalismo en el arte a través del análisis del color y los efectos de luz sobre los objetos: la luz puede determinar de forma decisiva la percepción de la apariencia visual, por lo que la realidad solo es perceptible para el ojo humano desde condiciones físicas muy variables.
 Los impresionistas rompieron con las leyes académicas (claroscuro, perspectiva y anatomía) para pintar del natural marinas, paisajes, vistas urbanas tratando de captar la inmediatez de los efectos lumínicos y atmosféricos a través de toques de ejecución rápida, con pinceladas sueltas y vigorosas, de cromatismo suave y luminoso en el que se rechazó el color negro, la línea y las sombras buscando claridad y transparencia.
Apenas diez años después de la primera exposición impresionista surgieron nuevas vías de exploración que superaron los aportes impresionistas. G Seurat y P. Signac,  avanzaron en una línea de expresión basada en la división científica de los colores, con un complejo método conocido como divisionismo o puntillismo, fundamentando el hecho de que pequeños puntos de color puro puestos junto a colores complementarios se mezclan en el ojo perceptivamente cuando son vistos desde una distancia por el espectador.
En escultura durante el último cuarto de siglo, se llevaron a cabo intentos de interpretar escultóricamente los principios del impresionismo, tratando de trasladar los juegos de luces y sombras con distintos recursos técnicos, como la forma y la postura de las figuras. Sobresalen Degas, M. Rosso, y A. Rodin, éste último con un tratamiento inacabado e impreciso de la materia que parecía sugerir el movimiento y la luz.

En la década de los ochenta, se intentó también superar la estética del impresionismo por parte de un grupo de pintores que se distinguieron por su extraordinaria personalidad y cuyas propuestas dominarían el arte de las primeras décadas del siglo XX. Ellos son: Cezanne, iniciador de una reconstrucción racional de la naturaleza y precursor del cubismo trabajando con figuraciones geométricas como el cilindro, el cubo y la esfera y suprimiendo la perspectiva espacial gracias a los planos de color sucesivos; Gauguin que trabajó desde el exotismo de las islas tahitianas con grandes planos de color separados por líneas oscuras, T Lautrec, que se inspiró en la vida nocturna de la ciudad y V. Gogh, paradigma del artista que se expresa a través de sus sentimientos con un cromatismo violento que ejercería gran influencia en el expresionismo.

La enorme complejidad del arte de la primera mitad del siglo XX junto a  la aparición de numerosos “ismos”, a veces de manera simultanea dieron lugar a un panorama rico en movimientos y propuestas en donde quizás el único rasgo común sea la ruptura con la tradición heredada del renacimiento, en lo que respecta la representación de la realidad que todavía seguía vigente a fines del siglo XIX a pesar de las aportaciones del impresionismo y del postimpresionismo.
 Las primeras vanguardias surgieron en París convertida en capital del arte y polo de atracción para artistas de todo el mundo por su ambiente menos conservador y por acusar para los artistas, la posibilidad de exponer en los salones de artistas independientes.
El fauvismo, suele considerarse el primer movimiento importante del siglo XX. Los fauvistas se inspiraron en los presupuestos de Van Gogh, en el color como protagonista absoluto de los lienzos, totalmente liberado de las ataduras de la realidad, y como instrumento de fuerza emocional. Pretendían  un movimiento de síntesis, con una temática tradicional de paisajes, retratos e interiores, cuyas obras se diferenciaban de las anteriores por el tratamiento del color arbitrario sin ninguna referencia de la realidad, con pinceladas amplias, toscas, manchas de color plano. ( Matttise, Derain, Dongen, Dufy)
El cubismo se transformó en uno de los movimientos más importantes y revolucionarios desde el renacimiento. La destrucción de las convenciones espaciales renacentistas y la creación de una nueva forma de concebir el cuadro y el espacio marcaron el origen del arte moderno. Picasso con su obra, “las señoritas de Avignon”, marcó este hito, rompiendo con el código de representación tradicional desde un punto de vista único. Junto a Braque, a partir de 1909, investigaron sobre la forma de representación espacial a través de planos y facetas del objeto intentando reconstruir los objeto no como lo perciben nuestros ojos sino como el cerebro sabe que son, fragmentados en múltiples facetas.
Se tata de bodegones y retratos que están plasmados con una representación innovadora conceptual  y no imitativa de las cosas reales, en planos geométricos simples que descomponen el objeto en todos sus puntos de vista sobre un mismo plano, sin profundidad ni espacio ilusorio y un cromatismo basado en escala de grises y marrones.
 Posteriormente a la fase analítica, sucede el cubismo sintético, con un cromatismo más rico y luminoso, planos geométricos simples y la aplicación del collage. El objeto ya no se analiza sino que se resume en sus aspectos esenciales.

La incorporación en el cuadro de nuevos materiales puso en cuestión la relación entre la imagen y el objeto a la vez que convirtió el cuadro en una realidad concreta y no solo en un espacio de representación.
La escultura también se vio influenciada por los nuevos presupuestos avanzando en la renuncia a la representación de la realidad para estudiar el espacio, descompuesto en volúmenes cóncavos y convexos y formas geométricas, rompiendo con el tradicional concepto de masa escultórica.

El expresionismo designa el arte de un grupo de pintores alemanes que trabajaron en el primera mitad del siglo XX, pero también se usa para designar aquellos artistas que anteponen el sentimiento y la profundidad emocional a las observaciones objetivas de la realidad, plasmándolos en una factura violenta, exaltando el color y el uso de la distorsión.
Padre del expresionismo fue E. Munich y J. Ensor, pero desde 1905 hasta 1925, aparecen en  Dresde, Munich y Berlín, grupos de pintores que plasmaron en un intenso cromatismo y distorsión de formas su rebelión frente a la moral conservadora. Tenían en común la intención artística, la expresión y una técnica esquemática influida por el arte africano, de contornos angulosos y línea poderosa, colores arbitrarios, la temática de la ciudad, los desnudos y el interés por el grabado.
     Dos fueron los focos: en Dresde: el grupo El puente, en Munich: El jinete azul,  en este ultimo se sentía una marcada tendencia a la abstracción. Los artistas más representativos fueron: L. Kirchner, E. Nolde, F. Marc, V. Kandinsky, A. Macke, P. Klee. Con la primera guerra mundial, el expresionismo se difundió,  a Austria, ( O. Kokoschka, E. Shiele).

La influencia del cubismo en toda Europa derivó en movimientos como el futurismo, inicialmente un movimiento literario que genero numerosas propuestas teóricas y artísticas en todos los campos. Este movimiento fue fundado en Milán por Marinetti, en el año 1909 y los integraron Boccioni, Carra, Sevrini. En su manifiesto del futurismo hicieron una apología de la violencia, del progreso y la tecnología, es decir la llamada higiene de la civilización que en cierta forma anticipó la política fascista posterior.
El movimiento quería ser representativo de la modernidad, del dinamismo y la exaltación de la velocidad y la maquina, era iconoclasta y capaz de expresar estos conceptos rompiendo con las normas del pasado impuestas por las academias  para celebrar la belleza de la época moderna con obras de temática urbana e industrial dinámicas. Introdujeron el concepto de simultaneidad, superponiendo imágenes y cambios cromáticos que aumentaban la sensación de dinamismo de los coches, calles y figuras.

Paralelamente a la renovación del lenguaje figurativo llevado a cabo por lo fauvistas y los expresionistas, otros iniciaron el camino a la abstracción. Se atribuye a Kandinsky la primer obra abstracta, en 1910 en que la línea y el color fueron los únicos protagonistas, en una representación que dejo de tener relación alguna con la realidad visual.
     Sus composiciones se basaron en manchas de color y líneas, signos libres. Otros movimientos siguieron a estos, como el rayonismo,  donde el espacio se construía partir de la luz y rayos de color que transmitían sensación de simultaneidad,  el suprematismo de K. Malevich, que propulso composiciones de formas geométricas planas y de un cromatismo reducido, tratando de llevar hasta sus ultimas consecuencias la negación de la representación objetiva, es decir el objeto en si mismo no tiene ningún significado, solo son validas la representación no objetiva y la primacía del sentimiento puro.
 El  constructivismo planteó un arte al servicio del estado y de la nueva sociedad, basado en el uso de formas abstractas, tecnología moderna, funcionalidad y el diseño industrial. Los ejemplo mas notables se dieron en las obras de Tatlin.
     En 1920 Gabo y Pevsner. Se oponen al constructivismo funcionalista de Tatlin, mostrándose partidarios de un arte sin finalidades políticas.

En su camino hacia la abstracción, otros artistas  intentaron la total abstracción como P. Mondrian,  que en 1917, crea el grupo De Stijl, que defendía la simplificación, la abstracción y la lógica frente al sentimiento y la subjetividad, el ideal universal de armonía se halla en lo colectivo y lo abstracto, es decir en la línea recta, los colores primarios,  y en los no colores, blanco y negro y gris, los cuadrados y los rectángulos, es un arte puro, esencial y geométrico.

La tendencia a plasmar imágenes procedentes de la fantasía y la imaginación se halla en el arte de muchos periodos, sin embargo los descubrimientos del psicoanálisis hicieron a los artistas de la primera mitad del siglo XX mucho más conscientes de los impulsos irracionales que dominaban la conducta humana. Después que los cubistas echaron bajo la fachada de las apariencias visuales, quedo abierto el camino hacia la abstracción, pero también hacia el mundo interior de  los sueños.
Hacia 1916 surgió un Zurich, el dadaísmo, movimiento de repulsa contra la Gran Guerra y los valores del mundo civilizado que únicamente habían sabido resolver los problemas con la guerra, las armas y la destrucción. Paralelamente en Nueva York se gestó otro foco con Marcel Duchamp, F. Picabia, M. Ray.
 No hubo un programa definido ni tampoco una unidad estilística, sino un ideario común: la lucha contra el orden establecido. La importancia de la experiencia frente al arte y del proceso frente al objeto artístico. Se resumió en propuestas antiartísticas, provocadoras,  y radicales, como los collages, frótagge, fotomontajes, ready mades, cuadros de objetos encontrados y pinturas esculturas a través de los que se reivindico el azar como base del arte y por tanto el abandono de las estéticas tradicionales.

Tras disolverse el grupo dada, en 1922, surge el movimiento surrealista inspirado en las teorías del psicoanálisis tratando de unir la irracionalidad del dadaísmo con el sueño, el subconsciente, la libre asociación y todo el mundo de posibilidades que se abría mas allá de la realidad no controlada por consideraciones estéticas o morales. El surrealismo tiene una línea mas abstracta, con plasmación de mundos signitos personales ( Miro) y una línea figurativa, de técnica minuciosa con asociaciones y descontextualización de elementos ( Dali)

Con el estallido de la segunda guerra mundial la mayoría de los artistas abandonaron Europa para trasladarse a Nueva York.  La guerra tuvo profundas consecuencias en la sociedad europea, N. York se convirtió en el nuevo centro del arte mundial.


Tras consumarse la ruptura con el arte tradicional durante la primera mitad del siglo, a partir de los años cincuenta el arte estuvo dominado entre 1945 y 1968 por las llamadas segundas vanguardias, generadoras de constantes experimentaciones técnicas y estéticas.




Puedes consultar esta bibliografía para ampliar los temas:
    Giulio Carlo Argan. El arte moderno- Akal- Madrid-
    Walter Hess- Documentos para la comprensión del arte moderno-Nueva Visión-Bs. As. –Nueva visión
    Enciclopedias y material de consulta de imágenes varios a elección del alumno, (según disponibilidad en biblioteca)
 

1 comentarios:

marcela dijo...

Maria: por favor no olvides dejar copias de los capítulos de Carlos Argan en fotocopiadora de teatro.
muchas gracias!!

Publicar un comentario

Buscar este blog

 

UNCU | Introvisuales © 2010